El lenguaje es poderoso. No sólo describe la realidad sino que, de alguna manera y en mayor o menor grado, puede llegar a modificarla.

No es lo mismo decir que una familia es multiproblemática que decir que una familia tiene muchos problemas.

E igual que el lenguaje puede “matar” también puede “curar”, dar vida, insuflar sentido. Y a veces con una sola frase basta. Ahí van dos ejemplos.

Hace ya años, en una conferencia, Joaquín García Roca, sociólogo y teólogo, comentaba que entrando en un hospital se encontró con un joven que el conocía. Con cara descompuesta le dijo:

-Joaquín… me acaban de decir que me voy a morir de SIDA-

A lo que éste le contestó:

-Querrás decir que te han dicho que vas a vivir con SIDA-

No sabemos el efecto que esto provocó en el joven pero no cabe duda que la segunda descripción de la realidad era más adaptativa, cuanto menos, que la primera.

 (Ubicación en el Blog-rrador: 10 introducción)

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