Leo que en los casos que se detecta en el embarazo que el niño o niña padece el síndrome de Down, el 90% son abortados. Sin embargo cuando hablas con padres de personas con este Síndrome, la mayoría te valoran su experiencia de forma satisfactoria. Te dicen que son los hijos más cariñosos, que recompensan con creces, que son una bendición… O al menos no te suelen decir que su vida se ha echado a perder por culpa de la discapacidad de su hijo o hija.
Al parecer hay una tendencia de la mente humana a pensar que de lo malo no puede surgir lo bueno. Un niño “defectuoso” no puede producir una vida “más plena”. No puede ser.
Sin embargo la vida no parece funcionar así. Quizá porque a ella no le atañen las categorías “bueno / malo”. Por eso me gusta el tema de la resiliencia. Porque demuestra que malos principios pueden tener buenos finales.
Como la vida misma.
Hola, Javier. Nos hemos conocido esta mañana en tu charla sobre la resiliencia en Alicante.
Me ha encantado el rato que he podido disfrutar con tu testimonio, que es vida, y tus experiencias. Y, referente, a esta entrada de ti blog, he de decir que resulta tremendamente dramático que después de que se aborta a un 90% de fetos con esta patología, luego todos los que se han autoproclamado gurús de la progresçia barata, van y premian en un festival de cine a uno de estos S de Down. Valiente atajo de hipócritas.
Que Dios te bendiga por tu labor.
Gracias, Tocayo por ser la primera persona que hace un comentario a este «feto» de blog. Probablemente sea un blog con un cromosoma averiado pero con paciencia y con cariño quiza sea un blog como Dios manda. Espero que estemos en contacto.