Mañana (26/01/2013) se celebrará un Seminario sobre resiliencia dentro del curso sobre PNL FACS (FilosofíaArteComunicaciónSalud) que todos los años organiza Bernardo Ortin en su Zen-Tre de Valencia y que en la presente edición se titula: “El liderazgo de la propia vida”
He pretendido que el Seminario, dentro del respeto a la intimidad de los participantes, vaya un poco más allá del mundo de las ideas y que podamos entrar despacito en la habitación donde se comparten experiencias.
Aunque sea, como en mi caso, para confesar mi relación de amor con la Señora Resiliencia. Un amor platónico (espero tardar mucho en acostarme con ella) pero amor al fin y al cabo.
Un amor que tras la pasión de la fascinación inicial y tras las primeras decepciones o enfados se encamina, creo yo, a ese amor maduro donde sabes que el otro o la otra es el compañero o compañera definitivo en tu vida (aunque a veces le mandarías, como se dice por aquí, “a freír espárragos”)
Pero además tengo la experiencia que al finalizar casi todos los cursos, charlas, etc. que imparto sobre resiliencia siempre hay alguien que comparte conmigo una experiencia difícil de su vida. Y siempre pienso que hubiera sido estupendo que lo hubiera podido o querido compartir. Pero claro, y lo entiendo, no todo se cuenta en cualquier sitio.
(Y aprovecho para decir que las fotos con las que termina el video me las ha cedido amablemente Conchi Martínez Vázquez)
Pero, en todo caso, lo que recibo de estas personas es mucho más de lo que yo les haya podido aportar. Por eso esta vez he decidido regalarles a los o las participantes un cuadernillo con espacios en blanco para, no tomar apuntes de lo que digo, sino tomar apuntes de su propia vida.
No soy tan ingenuo para pensar que van a poder hacer un trabajo intenso de introspección. Pero quizá más adelante… Y quien quiera tendrá un espacio en esta misma entrada del blog (u otra) para compartir sus pequeñas o grandes experiencias. O mejor dicho… sus reflexiones sobre su experiencia de resiliencia o no.
Si quieres descargar el cuadernillo y las dos presentaciones pincha aquí: Cuadernillo, La Resiliencia y yo, Seminario Resiliencia Zen-Tre
Si quieres volver el montaje de video lo tiene en Youtube y aquí mismo:
Si quieres compartir algo con nosotros puede hacerlo mandándolo en forma de comentario o, si quieres anonimato en el blog, mándalo en forma de email a resilienciavalencia@gmail.com y lo colgaremos sin tu dirección de email o nombre.
Y si no participaste en el Seminario y quieres compartir alguna experiencia…. (Yo no se lo diré a Bernardo)
Siempre he pensado- y no descubro con ello nada- que la vida misma, con sus historias anónimas, supera lo que en la ficción se comercializa. Y lo confirmo día a día en el trabajo con familias, escuchando historias que una cree difícil poder soportar en sus propias carnes, pero que al mismo tiempo, al escucharlas, me demuestran que la fortaleza de estas personas, sus fuentes de apoyo externas, el sentido que le dan a esas dramáticas experiencias…hacen que despunte siempre una luz de esperanza, que es posible sobrevivir a la adversidad y rehacerse, aunque se necesita tiempo, el acopio de nuevos materiales y muchas veces la reconstrucción de algunas piezas de la persona que deben pervivir porque son fuertes aunque estén dañadas.
Podría contarte alguna experiencia personal difícil -¿quien no tiene alguna? y contribuir en este espacio que puede ser un «buzón testimonial», pero creo que por el momento prefiero compartir el agradecimiento por lo que aprendo de los otros ante los huracanes de la vida (inesperados y devastadores) y la satisfacción de haber contribuido mínimamente en algún momento a sobrellevar y rehacerse a algunos supermanes y superwomans que he podido conocer.
Un abrazo y enhorabuena por este fantástico material que compartes.
Bienvenida Conchi al post-seminario. Tus fotos de la resiliencia del tocon de árbol lo han ilustrado de maravilla.Un beso.
Saludos post taller!!! interesante blog!
Igualmente. Muchas gracias «Gestalt Tropa»
Entro en el post para darle las gracias a los participantes en el Seminario (y a los post-participantes) por sus comentarios. Y en concreto para darle las gracias a la compañera (siento no retener su nombre) que habló del libro «Cosas que los nietos deberían saber» de Mark Oliver Everett que paseando por el ciberespacio lo he encontrado. No sé cuando lo podré leer pero sus comentarios y las críticas que he leido me animan a ello.