No voy a engañarte.
La finalidad última de este post es simplemente rebotar un video que me ha gustado mucho. Por tanto podría haberlo reseñado y ya está. Pero como el próximo post y quizá alguno más suponga el suicidio del blog ya que pretendo reflexionar sobre el suicidio de las personas. Así que he pensado sacarle un poco más de jugo a este video que deja buen sabor de boca.
Porque casi siempre hablo (más bien repito lo que otros dicen) de la importancia del significado para resistir y rehacerse de la adversidad. Y puede parecer que el significado, el sentido es sólo necesario para cuando las cosas van mal.
Cuando las cosas van bien, sin embargo, parece que no hace falta preguntarse nada. Y no es cierto. Tan importante es plantearse ¿para qué me he quedado en el paro? que ¿para qué he aprobado estas oposiciones?. Nos va la vida igual en ¿por qué está enfermedad? que en ¿por qué este éxito?.
Es cierto, no lo voy a negar, que es más fácil descubrir que la vida nos interroga cuando nos toca las narices que cuando, como canta Juan Manuel Serrat:
De vez en cuando la vida
nos besa en la boca
y a colores se despliega
como un atlas,
nos pasea por las calles
en volandas,
y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida,
toma nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chistera
y uno es feliz como un niño
cuando sale de la escuela.
Pero ¿cuánta gente ha encontrado el precipicio al final del éxito? ¿Cuánta gente ha llegado a la cumbre para preguntarse qué puñetas hago yo aquí?
Quizá por eso tanta gente admira a Rafa Nadal, nunca mejor citado ahora que acaba de salir en todos los periódicos del mundo por ser el primer tenista de la historia en ganar 8 veces el mismo Gran Slam.
Tanto como su éxito deportivo sorprende su capacidad para gestionar el éxito. Una capacidad que algunos atribuirán a sus genes o a su “especial” personalidad. Yo les recomiendo que lean sus memorias para descubrir que esa capacidad se ha ido cocinando lentamente en el contexto sociofamiliar que lo ha rodeado. Y que desde muy pequeño su tío y entrenador, Toni Nadal, le enseñó tanto o más que a mejorar el saque o el revés a darle significado a sus derrotas y a sus éxitos.
Oí el otro día a un periodista que lo entrevistó cuando ya había ganado su primer Roland Garros. Contaba que Rafa y un miembro de su equipo tenían que saltar la valla del Club de Tenis donde entrena porque llegaban antes de que llegara el encargado de mantenimiento. Y que tuvo que esperar que el propio Rafa aplanara la pista, una vez había terminado de entrenar, porque desde pequeño su tío le había dicho que siempre dejara la pista como la había encontrado.
¡Qué importante es que ayudemos a nuestros hijos e hijas a dar un significado adaptativo al éxito! Y no tenemos más remedio… porque si no lo hacemos nosotros alguien lo hará por nosotros.
Por ejemplo los vendedores. En una sociedad de consumo cada fabricante, cada proveedor de servicios, intentará que su producto se asocie al éxito. Éxito laboral o personal (felicidad incluida). Yo al menos nunca he visto un anuncio como estos:
“Está pizza es pésima pero por este precio ¿qué más quieres, miserable?”
“Salvemos los bares aunque consumas la bebida de la competencia”
“El bañador más bonito con el que seguirás estando igual de gordo”
Por tanto lo del significado no es una opción.
– ¿Me pone una ración de vida?
– ¿Con o sin significado?
– Sin significado, por favor.
Ya he comentado muchas veces que, al menos para mí, lo que nos diferencia de los animales es que nuestro cerebro no puede dejar de atribuir significados.
Cuando por la mañana entro en el cuarto de baño y voy pisando toallas usadas o diversas prendas de ropa puedo pensar: ¡Cabritos, lo hacen adrede para fastidiarme! o “Es normal, van a lo suyo, su cabeza está en otras cosas. Cuando sean padres ya se dejarán los riñones” . Lo que no puede hacer mi cerebro es: ¡Uhmmmm, qué curioso, toallas y ropa en el suelo. Tengo que analizarlo”.
Por eso es importante parar de vez en cuando y analizar que significado del éxito está actuando en nuestra vida. ¿Es el que realmente queremos o el que nos han vendido?
Por eso la charla de apenas 10 minutos de Niegel Marsh en Ted titulada “¿Cómo abordar la relación vida – trabajo con equilibrio?” es a mi entender mucho más que una reflexión sobre la conciliación vida familiar – vida laboral.
En realidad es una reflexión sobre el “equilibrio mental” (un término que últimamente me encuentro mucho y que lo descubro más sugerente que el de “salud mental”) y cómo dicho equilibrio requiere a veces pararse y rebelarse con el significado social del éxito o de otras cosas.
Y en todo caso la charla me parece un prodigio técnico. Breve, divertida e incisiva como un cuchillo. (Sirva de ejemplo esta frase: “Hay miles y miles de personas por ahí trabajando duras e interminables horas en empleos que odian para poder comprar cosas que no necesitan e impresionar a personas que no quieren”. Lo que me lleva a querer mandar a la papelera todos los powerpoint y prezzi que he usado en las mías. Me contendré de momento.
Dejo dos enlaces:
El propio de la plataforma TED con los subtítulos ya en castellano (si no aparecen puedes seleccionarlos en una pestaña abajo de la pantalla)
El del programa de RTVE “Buenas Ideas TED” que lo emitió el pasado domingo. La charla está doblada pero tendrás que encontrarlo a mitad del programa pues en este programa prologan y comentan a posteriori la charla seleccionada.
Y qué pena que ninguna editorial española se haya decidido, de momento, a traducir sus librosl:
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Fat, Forty and Fired (“Gordo, cuarentón y quemado”)
-
Overworked y Overlaid (No me atrevo a traducirlo)
-
Fit, Fifty y Fired Up (“Delgado, cincuentón y relajado”)
Los extractos de su web prometen el mismo sentido del humor del que hace gala en la charla. ¡Qué se puede esperar de un ejecutivo agresivo que dio un giro a su vida siguiendo un consejo de… San Benito!
Gracias Javier por tantas cosas y en particular por esta entrada, te dejo lo q me ha salido de dentro escribir al leerla esta mañana http://www.espiralesci.es/el-significado-del-exito/
un abrazo,
Pepa Horno
Gracias Pepa. Te sigo contestando en vuestro blog.
Yo también te he contestado 😉 allí. Una cosa, tienes twiter? lo digo porque reenvié tu entrada por ahi también y está habiendo comentarios varios, pero no sabía cómo incluirte.
Un abrazo,
Pepa
Perdona Pepa… No me había dado cuenta de que tenía este comentario pendiente de aprobar. Me temo (o me alegro, no sé) que no tengo twitter… «feisbuk, sí; «tuiter,no». Un beso.
Ok, no hay problema, temelo y alégrate por igual 😉
un abrazo Pepa
Hola Javier.
¿Por qué necesitamos escucharlo para darle categoría de verdad?
Lo sabemos. Sabemos que sí el espíritu y los afectos no están rebosantes, en armonía y paz, de nada nos sirve el éxito en el trabajo.
¿Qué es el éxito laboral si no? Hacerlo bien… y que alguien te lo reconozca: usuario@, jef@, compañer@… de una manera u otra.
Ni el o la más segura puede prescindir de ese «ok, sigue así»… O no siempre. No siempre te sientes igual de confiado o fuerte. La carne y el hueso tienen ese fallo, se siente y padece. Y ¿qué es el reconocimiento? Afecto.
Hay quien pueda decir egocentrismo, afán de protagonismo, celo por la notoriedad…
Cuántos complejos tenemos. Es todo tan sencillo…!
Ser honrado con un@ mismo y con los demás es tan fácil y tan saludable!!
Pero hay que parecer más que ser. Eso también está en el ADN de las empresas.
En casa, con los tuyos, da mucho menos miedo ser.
.
Pues es verdad… ¿por que necesitamos oirlo?
¿Qué somos tontos o que?
Pues me temo… jejeje … que sí…. ques somos bastante tontainas
Y sí… la vida es más sencilla.
Yo creo que se resume a mi entender en dos cosas: quere y ser querido.
Y se me apuras en una sóla: querer
Ya me dices
Te digo. Estoy de acuerdo en todo, en que somos tont@s del año que nos pidan y en el resumen que haces de la vida (me pido mucho de todo, querer y ser querida… jajajajajaja).
Un abrazo, infatigable Romeu. Sigue reflexionando y haciéndonos reflexionar.