Entro en una librería con poco tiempo para curiosear. Miro rápido por la zona donde sé que están los libros de psicología, educación… Veo una portada que ya conozco pues ya tengo el libro. Así que mis ojos pasan de largo.
De repente una mitocondría de mi neurona empieza a gritar: ¡Ehhhhh! ¡Ehhhh! ¡Idiota! ¿Que no te das cuenta, tarugo? Consigue desconcertarme y mis ojos vuelven a la portada que he visto muchas veces en estos últimos meses. No reacciono.
-¡Que está traducido! ¡Que tu lo tienes en inglés, so memo! – Me sigue gritando intentando lanzar descargas eléctricas hacia la «sinapsis con nada» (no hay otra neurona). Y de repente mi mente-neurona se enciende y yo caigo. ¡Genial! ¡Valió la pena entrar!
Sólo me queda comprobar en el móvil si hay edición digital y decidir: papel o bites. Gana lo digital con este argumento: precio inglés digital + precio castellano digital = precio castellano papel. Y pulso «comprar» en el smartphone. A las doce de la noche se me cargará pues es una absoluta novedad y la edición digital no sale hasta mañana.
En fin… un libro del que he escrito dos veces en el último mes (1 y 2) pero que ahora podré leer fluidamente y no sufriendo con mis limitaciones en inglés.
Gracias por compartir estas noticias…solo me falta tiempo para poder leer todo lo que quiero..un saludo
Los Metros, los trenes, las salas de espera…. son un buen apaño. Un saludo. Gracias.