Tsundoku: palabra japonesa para señalar el conjunto de libros que alguien ha comprado pero que no ha leído.

En realidad todos los libros que voy a citar no son Tsundoku porque algunos no los he comprado aún pero no nos vamos a poner exquisitos con el término ¿no?

Y además no son todas las novedades de mi tsundoku presente sino sólo aquellas que tienen un factor común: son verdaderos libros de autoayuda. Es decir fueron escritos para ayudar. Pero al autor.

Aunque lo tendría que decir él, me parece evidente que Fernando Savater escribió este libro para si mismo, cuando estaba lidiando con el duelo de la pérdida de su esposa. Que luego haya querido compartirlo y que tenga un público que lo quiera leer es otra cosa.

He oído ya dos comentarios elogiándolo y, al leer las primeras páginas que la editorial te muestra, me recuerda mucho al libro «Una pena en observación» de C. S. Lewis.

Savater no sólo rememora su vida en común con su mujer. También hace apreciaciones sobre las reacciones de los otros a su pesar. Algo que en este blog se ha tratado varias veces. No es fácil observar o escuchar el dolor del otro y no meter la pata hasta el fondo. Te copio unas líneas:

«Del mismo modo, quien nos da sus condolencias en el momento adecuado, al producirse la pérdida o un tiempo prudencial después, espera haber dejado así zanjado el engorroso asunto. (…) Si – tras un tiempo – desbordamos en lamentos extemporáneos, retrocederán un paso, consultando mentalmente el calendario y hasta el reloj. «Vaya, todavía sigues así.» «Te veo mal», ésa es la más común reconvención: en realidad quiere decir: «Lo estás haciendo mal, no sabes cómo se juega a esto, te das demasiada importancia, pareces creer que lo que te ha pasado es algo único, trascendental, cuando en realidad se trata de la cosa más corriente del mundo, la que todos han padecido o están a punto de padecer. A mí no me vengas con monsergas, no querrás que nos pasemos los demás el resto de la vida dale que te pego con tu congoja».

Si tuviera que escribir algo sobre las reacciones al dolor ajeno, y el efecto de las mismas en la persona desgraciada, no dudaría en seleccionar este texto. Seamos sinceros, que no pasa nada por ello: la desgracia ajena es como el policía que ha venido a pararnos la fiesta.

El de Savater es uno de esos libros para superar un golpe de la vida mientras uno trata de levantarse de la lona. Pero también hay otros escritos tras vencer el combate. No están escritos en el túnel sino tras salir de él. La última fase del proceso de resiliencia es el de darle un sentido trascendente a la desgracia. Y el más común es que la nuestra sirva para otros en la misma situación. Es una forma de «Se puede salir, que lo sepas«.

esquizofrenia

 

Klaus Gauger es alemán, de padre alemán y madre española, y tiene 53 años. En 1994 tuvo su primer episodio psicótico.

No te puedo decir mucho más pero las primeras páginas muestran un texto claro y directo donde se nos remite fundamentalmente a los hechos y, de vez en cuando, alguna reflexión sobre su experiencia subjetiva.

Puedes conocerlo en una pequeña entrevista intercalada en un mini reportaje (2 minutos) emitido en las Noticias de La 2.

Pero hay otro tipo de libros de verdadera autoayuda que no son el relato de una desgracia o adversidad propia sino que son ensayos o investigaciones llevadas a cabo por el autor a raíz de un hecho, no necesariamente dramático, que le interroga, le cuestiona o le genera malestar.

Me siento muy identificado con la anécdota que dio lugar al primer libro de Carl Honoré, periodista escocés, nacionalizado en Canadá y que habla un estupendo castellano por haber vivido y trabajado en Sudamérica.bajo presión

Cuando la maestra de su hijo de no más de 6 años le dijo que era buenísimo dibujando le faltó tiempo para ponerse a buscar academias y para  ver a su hijo como el nuevo Picasso. Hasta que su hijo, agobiado, le dijo: «¿Por qué los mayores lo tenéis que fastidiar todo?»

También un hijo mio, con unos pocos años más, se levantó un domingo y llorando nos dijo: «No quiero ir al entrenamiento de la Selección» (autonómica de Baloncesto) «Yo sólo quiero jugar con mis amigos«. Tuve que llamar a uno de los entrenadores y decirle que no contaran con él mientras barría los pedacitos de proyecciones de futuro de papá orgulloso. 

El libro de Honoré se llamó «Bajo presión. Como educar a nuestros hijos en un mundo hiperexigente«

Después, Honoré, conectado con lo anterior, pero partiendo también de descubrir que le contaba un cuento a su hijo estando más pendiente del relog que del niño, escribió su conocido «Elogio de la lentitud» que además le convirtió en impulsor del llamado movimiento «Slow».

Y hace poco se publicó su última obra: «Elogio de la Experiencia. Cómo sacar partido de nuestras vidas más longevas» (Editorial RBA)

Experiencia

En las primeras páginas o en este estupendo vídeo, de la Fundación Telefónica y de poco más de una hora, podrás conocer qué situación le llevó a investigar sobre el tema. Yo de nuevo me siento conectado con él. Aunque sólo sea porque tengo 7 años más.

Algunos autores han usado la escritura para las dos cosas: para rehacerse así mismos pero también para entender el mundo que les rodea.

Hace unos años Matt Haig escribió:

Razones

«Desde el instante en que me di cuenta de que la depresión mentía sobre el futuro quise escribir un libro sobre mi experiencia, para abordar de frente la depresión y la ansiedad. De modo que este libro pretende dos cosas: reducir ese estigma y —acaso la ambición más quijotesca— lograr convencer a la gente de que el fondo del valle nunca te ofrece las mejores vistas. Escribí este libro porque los viejos tópicos siguen siendo los más ciertos. El tiempo cura. Hay luz al final del túnel, aunque no seamos capaces de verla. Y tras la tormenta siempre llega la calma. Las palabras, a veces, pueden liberarte.»

Ahora visita de nuevo las librerias con:

matt-haig

En él se aborda un tema de extremada actualidad y urgencia: la hiperconexión y sus efectos sobre nuestra salud física y mental.

Por tanto me gustaría que cuando se hablase del poder terapéutico de la escritura no sólo nos refiriéramos a la escritura creativa  o a la escritura biográfica. El propio Boris Cyrulnik ha explicado que no habría podido escribir sus libros de memorias si no hubiera pasado años y años investigando y reflexionando sobre la resiliencia desde una actitud estrictamente intelectual.

Por ello si buscas el mejor libro de autoayuda para algo que te inquieta de ti mismo o misma ya sabes que es el que tú escribirías si pudieras ponerte a ello. No lo descartes. Aunque no lo escribas prepararlo e imaginarlo te servirá igual.

Pero la escritura de ensayo también puede ser dolorosa. Este post es un ejemplo de ello. Me recuerda tanto a Reyes Adorna quien aportó tanto a este blog y a mi, aunque nunca estuvimos cara a cara, que me deja mal sabor de boca.

Por desgracia ya no le puedo preguntar si tras publicar «Practicando la escritura terapéutica» se embarcó en «El origen de la infelicidad«, un gran ensayo sobre los orígenes de nuestros obstáculos para ser feliz, como un arma para afrontar la batalla contra la enfermedad. Pienso que sí. Pero da igual. El hecho es que sus seres queridos y quienes la conocimos, de una manera u otra, podemos seguir teniendo sus reflexiones, sus intuiciones y su visión del ser humano.

 

 

 

3 comentarios en “Tsundoku (2) La verdadera autoayuda

  1. Muchas gracias, Javier. Me ha gustado mucho y me ha sacado del estado depresivo en el que entré después de hacerme un selfie con mi sobrina de 39 años. La borré de inmediato de mi teléfono, ja,ja,ja. Cómo somos…
    La experiencia de la residencia de ancianos holandesa , me ha hecho recordar la experiencia del banco de las abuelas.
    Un abrazo

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