Imagina que tienes un hijo o hija. Tú único hijo o hija. Tienes su custodia porque a su padre (o su madre) un juez se la quitó. Quizá por problemas psiquiátricos. Quizá por alcoholismo. Quizá por las dos cosas.
Y tu sabes que detrás de esos problemas de tu ex-pareja, incluso de sus varios intentos de suicidio, están unos abusos sexuales sistemáticos que recibió durante varios años en su infancia por parte un profesor.
Un día llega a tus manos un documento o archivo en el cual el padre o madre de tu hijo o hija relata con toda crudeza lo que le ocurrió y los problemas derivados de todo ello. Y es un relato sin tapujos.
¿Qué pensarias si te dijeran que se va a publicar? ¿Pensarias en el poder terapéutico de la escritura y te alegrarías por tu antigua pareja? ¿O pensarías en tu hijo o hija, que tendría que lidiar con el hecho de que las miserias de su padre o madre fueran públicas?
La ex-pareja de James Rhodes pensó lo segundo e intentó bloquear la publicación del manuscrito, sabiendo de la repercusión mediática de la misma, dado que James, a pesar de los pesares, llegó a ser un reconocido y rompedor pianista de música clásica.
Lo paradójico de todo esto es que la madre de su hijo se situó, supongo que sin pretenderlo y bienintencionadamente (pensando en su hijo) en el mismo plano que el profesor que abusó de James durante años. Los dos le lanzan a James el mismo mensaje: «Esto, no se lo cuentes a nadie o te pasarán cosas malas»
Finalmente esta situación la resolvió la justicia británica dándole a James Rhodes la autorización para publicar sus memorias con el título de «Instrumental». Ahora las podemos leer en castellano gracias a la editorial Blackie Books y con una edición tan cuidada que te hace desear destrozar tu ebook o tablet (de hecho fue su portada y su encuadernación en tapa dura lo que me ha permitido descubrir esta historia)
Todavía no he podido comprarlo y leerlo pero la misma editorial ofrece tantas notas de presnsa que puedes conocer muchas cosas de esta historia sin tener que hacerlo. A pesar de todo espero hacerlo puesto que el tema crucial no es tanto las miserias por las que Rhodes tuvo que pasar sino el poder curativo de la música para él.
También me llama la atención, puesto que de casualidad he leido esas páginas, cómo Rhodes se ha hecho famoso por romper las reglas de la ortodoxia de la música clásica. Actúa con ropa de calle: pantalones vaqueros, zapatillas de deporte, barba de varios días y no muy peinado. Y se permite hacer comentarios muy personales acerca de las piezas que va a interpretar y sobre las emociones que le provocan, con referencias sexuales si vienen al caso.
«Alguien que ha sufrido lo que él ha sufrido, y que ha luchado tanto contra las consecuencias de su sufrimiento, tiene derecho a contárselo al mundo. Por eso permitimos la publicación de este libro.»
Veredicto del juez del Supremo, Lord Toulson
¿Cuántas veces Boris Cyrulnik ha reflexionado sobre el poder devastador de quedar atrapado en el silencio? James Rhodes pudo quedar atrapado por una decisión judicial. Gracias a Dios (o mejor dicho, a gastarse mucho dinero en el proceso judicial) no fue así.
Reblogueó esto en Anna Forés Miravalles.
gracias Javier. como siempre puntual y sin descansar ni tan siquiera en Navidad. yo se lo acabo de pedir el libro a los Reyes Magos, espero q les de tiempo para como dices ver lo que le ha ayudado a remontar lo vivido… Feliz Navidad
Feliz Navidad, Alberto. A veces pienso que me encantaría dedicar el blog solamente a referencia bibliográficas. Disfruto leyendolas y escribiéndolas. Y no pierdo la esperanza de alguna vez reseñar un libro tuyo.