Dice Adam Grant en su última entrada de su boletin alrededor de su la planteamiento y su obra de volver a pensar las cosas («Think again») que deberíamos repensar la idea aparentemente obvia de que no se debe elegir un libro por su portada.

¿Comprarías un libro con esta ilustración ocupando la parte inferior de la portada y dejando la superior para el nombre del autor y el título?

A mi no me motiva mucho.

Grant mantiene que quiza si haya una pequeña relación o conexión entre la calidad de la portada y la del contenido. La del cuidado o interés que se pone en la portada puede ser una muestra o, de la relevancia del autor para imponer su criterio, o la de la editorial para mimar una edición de una obra que considera importante. Adam Grant se lo plantea de la siguiente manera:

Un diseño horrible no me dice nada sobre el libro. El autor puede ser un novato que carece del poder o el estatus para luchar por una mejor estética. Podrían ser un mago con las palabras pero sin idea del gusto artístico. Una mala tapa no significa que no haya algo bueno adentro.

Pero si me encanta la portada de un libro, lo tomo como un signo positivo de la capacidad y el compromiso de alguien. El autor o editor se preocupó lo suficiente como para luchar por un diseño llamativo o un diseñador estelar. No significa que el libro será genial, pero sugiere cierto potencial.

Tiene su lógica. Pero en el caso de los libros con portadas nada atractivas a Grant se le escapa otra posibilidad. Al autor y a la editorial le importa un pimiento la portada porque el nombre del primero es suficiente para vender cientos de miles de ejemplares. Aquí tienes la portada entera:

El labrador y los devoradores de viento: la libertad interior y la confortable servidumbre

Muchos de los que admiramos a Cyrulnik, compraremos el libro cuando se publique en España con esta misma portada o hasta incluso con las fotos de cánceres de las cajetillas de tabaco.

Pero en mi caso, además, no será como el último («Pisicoecología») que simplemente «había que tenerlo» hasta que se pueda leer (o no). Este lo espero con ilusión puesto que el tema que trata me apasiona:

Boris Cyrulnik escapó a la muerte que le prometía una ideología asesina. Un niño que quería ser asesinado y que toda su vida trató de entender por qué, por qué tal ideología podía prosperar. ¿Por qué algunos se vuelven «devoradores de viento», que se ajustan al discurso ambiental, a pensamientos reflejos, a veces hasta el punto de la ceguera, el asesinato, el genocidio? ¿Por qué otros logran liberarse de ella y pensar por sí mismos? Algunos necesitan tanto pertenecer a un grupo, como pertenecieron a su madre, que buscan, incluso aprecian, el consuelo de la reglamentación. Aceptan mentiras y manipulaciones, sumiendo a sociedades enteras en la desgracia. La servidumbre voluntaria adormece el pensamiento. «Cuando aúllas con los lobos, terminas sintiéndote como un lobo». Pensar por uno mismo es a menudo aislarse. Sólo aquellos que han adquirido suficiente confianza en sí mismos se atreven a intentar la aventura de la autonomía.

(Sinopsis del libro)

Pero mientras espero que el libro, publicado en Francia en marzo de este año, me consuelo con otros muchos. Entre ellos uno con una temática con muchos puntos en común con el anterior y una portada al mismo estilo, me parece a mi, que la de la editorial francesa.

Muy interesante los capítulos sobre la distinción Ellos/Nosotros y sobre la nueva religión de la Justicia Social Crítica.

Si no conoces a su autor, psiquiatra vasco, te recomiendo esta entrevista en Jotdown

Un comentario en “BLOG DE NOTAS: Dos buenos libros sobre el mal con portadas malas y un autor Malo

  1. Muchas gracias, Javier, por estas dos interesantes recomendaciones .
    Yo me compraría el libro de Cyrulnik sólo por el subtítulo: «libertad interior y confortable servidumbre.» Creo que estamos viviendo bajo una moral impuesta que no admite ni siquiera el matiz, reduciéndolo todo al nosotros y los otros. Uno tiene que pensar dos veces lo que va a decir, no sólo el cómo, si no, si lo va a decir o no.
    Espero leer el libro de Malo. La entrevista es muy interesante, aunque en la transcripción de lo oral al escrito uno se pierde un poco (yo, por lo menos).

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